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Uno de los más importantes aspectos que un facilitador debe dominar para tener éxito en el manejo de dinámicas para grupos es la fase de: análisis y reflexión de la vivencia. Lo primero que se debe tener presente es que cada persona tiene una percepción e interpretación diferente respecto de cualquier evento. Muchas veces una Dinámica de grupo fracasa debido a que el facilitador quiere que los demás "vean" lo que él "vio" o niega la posibilidad de que existan percepciones diferentes. Las personas basan su percepción e interpretación en una combinación de experiencias históricas, necesidades del momento y propiedades inherentes a la escena que percibieron. Incluso ante la actividad más objetiva, es casi imposible evitar que la visión subjetiva altere lo que en realidad paso. Vivimos en un mundo de creencias que sé autogeneran y no se cuestionan. Se adoptan creencias porque se basan en conclusiones, las cuales se infieren de lo que observamos, además de nuestra experiencia del pasado. Nuestra capacidad para lograr los resultados deseados en una dinámica está menoscabada por la convicción creencia que tienen los participantes de que: Sus observaciones y creencias son la verdad La verdad es evidente Sus creencias se basan en datos reales Los datos que seleccionaron son los datos reales En una dinámica para grupos los participantes siguen el siguiente ciclo reflexivo:
Al iniciar el análisis de la vivencia, el facilitador debe tener presente que en esta fase los participantes comentarán sus percepciones y creencias, y como tales son validas. En esta fase el error más grave que se comete es imponer, descalificar o generar una discusión sobre la valides de las percepciones y creencias. En la segunda fase, en donde se dará el aprendizaje, el facilitador deberá seguir un proceso constituido por tres pasos:
Algunos Tips para lograr estos objetivos son los siguientes:
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